jueves, 10 de diciembre de 2009

FRACASO DEL FRANQUISMO

El franquismo no cuajó entre la juventud. Más bien dió origen a la moda de ser antifranquista y de izquierdas, especialmente marxista, de estar a favor de los obreros y de los oprimidos. Incluso entre los ricos y entre los hijos de los mismos franquistas cuajaron estas ideas. El mismísimo primo y secretario personal de Franco, Francisco Franco Salgado, decía de los falangistas: "Se llaman falangistas, pero sienten y piensan como comunistas". La verdad es que el falangismo va desde la extrema derecha a la extrema izquierda, aunque la idea popular es que todos son de derechas y "retros", identificándolos con los fascistas.

Una novela que ilustra esta tendencia ya en los años 50 es "Últimas tardes con Teresa", de Joan Marsé.
En ella, el protagonista, llamado "Pijoaparte", junto con un amigo, intenta infiltrarse en las fiestas organizadas por la clase alta, aprovechando que en ellas no todo el mundo se conoce. El Pijoaparte intenta comer y beber de gorra, y, a ser posible, ligar con alguna niña bien. Para ello, se descubre ante la bella Teresa, a la que intenta ligar haciéndose pasar por un revolucionario idealista de izquierdas, figura mítica en los círculos pijos de Teresa. El Pijoaparte consigue cautivar los sentimientos idealistas de Teresa, pero no se la consigue ligar.
Dicho sea de paso, el Pijoaparte, contrariamente a la ideología que aparenta, a quien verdaderamente admira es al padre de Teresa, que es un tipo que ha sabido hacer dinero.

El Pijoaparte es un buen prototipo de "luchador antifranquista", que quiere ligar a base de hacerse pasar por idealista, pero que está seducido por la comodidad y el dinero. La principal diferencia con muchos otros antifranquistas es que el Pijoaparte no se engaña a si mismo, sabe perfectamente lo que quiere y hace comedia conscientemente. En cambio, en otros antifranquistas, la comedia no era tan consciente y fueron pasando del idealismo político a la caza descarada del sexo y del dinero. Este último, sobre todo, a partir de la entrada en democracia y mucho más con la subida de los socialistas al poder, que socializaron el dinero como valor único vigente.

Aunque los franquistas eran calificados de "burgueses", también los antifranquistas eran tenidos por burgueses por los (escasos y relativos) fanquistas. Ha sido una lástima que estos últimos tuvieran tanta razón.

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